Una simple definición para herida es “cualquier daño que causa una ruptura o una abertura en la piel“.
Una herida la puede padecer cualquiera, en cualquier momento y por muchas razones diferentes. Normalmente una herida se cura con el tiempo, pero a veces, por razones conocidas o desconocidas, una herida puede llegar a ser crónica o curar muy lentamente.
Tipos de heridas
Aunque hay heridas de muchas formas, tamaños y profundidades, las podemos dividir en 4 tipos diferentes:
- Menores: como rasguños, cortes, rozaduras y heridas un poco más profundas que suelen cicatrizar por si solas.
- Lesiones: causadas por la fuerza, quemaduras, o cualquier tipo de impacto físico.
- Herida quirúrgica: heridas provocadas por la cirugía, pueden ser de muchos tipos y tamaños.
- Herida crónica: heridas que tardan en curarse o que vuelven a aparecer debido a una condición médica, como una úlcera.
Causas de una herida
Existen muchas causas, pero las más comunes son:
- Lesiones (caídas, traumatismos, golpes, etc.).
- Diabetes.
- Presión*.
- Inmovilidad.
- Mala circulación de la sangre.
- Cirugía.
- Quemaduras.
- Pérdida de sensibilidad.
*La presión prolongada que ejerce nuestro cuerpo sobre cualquier objeto: como un colchón, un sillón, etc., puede provocar una úlcera por presión. Una presión continua hace que no llegue suficiente riego sanguíneo; sin oxígeno ni nutrientes el tejido empieza a morir provocando una úlcera por presión.
¿Por qué algunas heridas tardan en curarse?
Para que una herida cicatrice entran en funcionamiento muchos factores tanto a nivel interno como a nivel externo:
Factores internos
Circulación sanguínea.
Nivel de humedad.
Enfermedades o patologías crónicas: diabetes, demencias, etc.
Factores externos
Prendas de vestir (no deben ser ajustadas).
Golpes que se puedan dar en la herida.
Los apósitos deben cubrir toda la herida para ayudar a crear un entorno húmedo para promover el crecimiento de nuevas células. La elección del apósito es fundamental para una correcta evolución de la herida.